El liderazgo se elige y como tal es un acto voluntario de quien lo decide, no una obligación para cumplir con un rol que no siente.

Ser líder implica ser fiel a quienes lideras, aún en aquellas situaciones donde puede jugarse su puesto de líder. Es un compromiso con uno mismo y con los demás de llevar a cabo los comportamientos que permitan a sus liderados sentirse cuidados y orgullosos de quienes son, porque todos los seres humanos tenemos la necesidad de sentir esos sentimientos.

El liderazgo requiere que el líder tenga una elevada naturaleza moral para que todo acto que deba afrontar lo haga con integridad, acorde a sus valores. Asimismo, necesita de un carácter fuerte para demandar el cumplimiento de los compromisos asumidos con y por todos sus liderados. Carácter fuerte no implica mal trato, eso es ajeno al liderazgo. Un gran líder equilibra el carácter fuerte y el corazón blando.

Aquellos que elijan el liderazgo por sobre el título que la jerarquía les da, lograrán construir un círculo virtuoso que comienza con personas que se sienten valoradas, reconocidas, respetadas, orgullosas de trabajar en la empresa; que producen productos, o brindan servicios, de excelencia comprados, o recibidos, por clientes leales que permiten lograr la rentabilidad esperada por los dueños de la empresa. De esta manera, los líderes lograrán que todas las partes interesadas en la empresa se beneficien, generando una comunidad donde prime el beneficio mutuo por sobre el propio.

El efecto secundario de quienes elijan el liderazgo es que conseguirán que sus liderados regresen a sus casas con el orgullo de sentirse valiosos, lo reflejaran en sus relaciones familiares y tendrán una vida mejor, más rica y plena. Si mejoran las familias, mejoran las comunidades y, en definitiva, mejora el mundo.

El Programa Internacional de Liderazgo Verdaderamente Humano está diseñado para dotarte de las competencias indispensables para que seas el líder que eliges ser.