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Foto del escritorGustavo Picolla

Es el sistema el que pudre el cajón




Seguramente habrá escuchado la siguiente frase:


“La manzana podrida termina pudriendo el cajón”

Si bien puede ser cierto lo que dice la frase, también es cierto que normalmente no se usa para describir lo que sucede en un cajón con esta fruta. La conocemos porque se utiliza en el ámbito laboral para describir a esas personas que con su comportamiento pudren no solo el clima laboral sino también la productividad.

Algunos de los comportamientos típicos de una persona considerada como una "manzana podrida" pueden incluir el sabotaje de proyectos, el incumplimiento de responsabilidades, la propagación de rumores y chismes, la falta de ética profesional, el acoso laboral o cualquier otra acción que genere un ambiente tóxico o poco productivo.

Puede afectar la moral y la motivación de los demás empleados, crear tensiones y conflictos en el equipo de trabajo, disminuir la productividad y aumentar la rotación de personal. La influencia negativa de esta persona puede ser especialmente perjudicial si no se toman medidas para abordar el problema.

Entonces, ¿cuál es la medida más utilizada en las organizaciones para resolver el problema? En mi opinión, la medida más utilizada es sacar la manzana del cajón, es decir, despedir a la “manzana podrida”.

Yo también era de los que creían que esa medida era la más efectiva. Sin embargo, he cambiado de opinión.

Mi nueva opinión se sustenta en el siguiente principio:


“el sistema modela el comportamiento de los integrantes de este”

Piénselo de esta manera, ¿por qué cuando viajamos a otro país nos comportamos diferente a la manera en que lo hacemos en el nuestro?

Reduzcámoslo a dos motivos: porque las normas que rigen son diferentes o porque se aplican con mayor rigurosidad. Esto quiere decir que las normas o su aplicabilidad (el sistema) modela el comportamiento de aquellos que actúan en el sistema (los integrantes)

Utilicemos esa misma analogía para las organizaciones.

El sistema en las organizaciones es su cultura y esta modela el comportamiento de los empleados.

Por lo tanto, es importante que los líderes, en conjunto con sus empleados, desarrollen una cultura basada en valores y definan los comportamientos que esperan ver en su empresa. Estos deberían promover, entre otros, el respeto y la colaboración, la comunicación abierta y efectiva, así como el establecimiento de mecanismos para que cualquier integrante de la empresa pueda demandar el cumplimiento de los comportamientos consensuados por todos cuando observe que hay personas que no están cumpliendo con estos.

De esta manera “la manzana podrida” tiene dos opciones: se adapta o sola se va porque no podrá causar el daño que pretendía.

Por eso, nunca se olvide que:


“no es la manzana, es el sistema el que pudre el cajón”
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