Cuando Howard Schultz, el hombre detrás del crecimiento global de Starbucks, asumió la dirección de la empresa en los años 80, quería involucrarse en cada detalle: desde la elección del café hasta el diseño de las tiendas. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que intentar hacerlo todo él mismo no solo era agotador, sino que limitaba el crecimiento de la empresa.
Schultz empezó a delegar áreas clave del negocio a expertos. Por ejemplo, contrató a un director financiero para manejar las finanzas y a un equipo creativo para desarrollar el diseño de las tiendas. Esto le permitió enfocarse en lo que mejor hacía: liderar la visión de Starbucks como un lugar acogedor y único para disfrutar café.
El resultado fue evidente: Starbucks pasó de ser una pequeña cadena local para convertirse en un gigante internacional con miles de tiendas en todo el mundo.
Uno de los inconvenientes que más a menudo encuentro en mi trabajo con líderes es la dificultad que tienen para delegar. Piensan que deben hacer todo por su cuenta y tener el control absoluto de cada detalle. Pero la realidad es que los mejores líderes saben que no pueden (ni deben) hacerlo todo solos. Aquí es donde entra en juego esta habilidad esencial: delegar.
¿Qué significa delegar realmente?
Delegar es confiar en tu equipo, darles la oportunidad de desarrollar sus talentos y, al mismo tiempo, liberar espacio para que puedas concentrarte en lo que realmente importa. No es simplemente repartir tareas o quitarte trabajo de encima.
Recuerda: Es incompatible querer tener más tiempo con no delegar
¿Por qué delegar es tan importante?
Si eres de los que piensan que “es más rápido si lo hago yo mismo”, aquí tienes algunas razones para cambiar de idea:
Tienes mayor disponibilidad de tiempo y puedes concentrarte en la estrategia, en las personas e incluso en cuidar tú salud ya que no estarás quemado.
Las personas se sienten valoradas porque al delegar estas demostrando la confianza que tienes en ellas.
Al delegar les permites a las personas aprender y desarrollar sus talentos, lo que fomenta su crecimiento.
Aumentarás el compromiso de las personas porque se sentirán importantes.
Entonces, ¿Por qué se dificulta delegar?
Algunas de los motivos que escuchó con mayor frecuencia son:
No sé como hacerlo.
Temo que las cosas no se hagan como quiero.
No confío lo suficiente en los demás. Nadie lo hará tan bien como yo.
Quiero hacerlo todo perfecto.
La clave para delegar está en aceptar que las metas pueden alcanzarse aun cuando las personas hagan cosas diferentes a las que haría quien lidera. Delegar es un proceso, y como todo, se aprende con práctica.
¿Cómo delegar de manera efectiva?
Te lo dije antes, delegar no es soltar tareas sin más. Para hacerlo bien, puedes seguir estos pasos:
Elige qué tareas puedes delegar. No todo depende de ti. Pregúntate: ¿Esto lo puedo dejar en manos de alguien más?
Define claramente el trabajo que vas a delegar.
Elige a la persona de tú equipo que consideras la mas capacitada para realizarlo.
Explica específicamente cuáles son los resultados deseados y por qué es importante el trabajo que delegas. Asimismo, define los estándares y las condiciones que se deben cumplir.
Chequea que comprendió perfectamente lo que le explicaste.
Indícale los recursos con los que cuenta para hacer el trabajo. Incluso, déjale claro que estarás disponible para resolver dudas o ayudar si algo no va bien.
Establece en qué momento harán rendición de cuentas y retroalimentación.
Deja en claro cuales serán las consecuencias tanto si el trabajo resulta ser exitoso como si no se completa
¿Y si falla?
Puede fallar. Ahora, ¿naciste sabiéndolo todo? Seguramente aprendiste de tus errores. Si algo no sale como esperabas, fomenta el aprendizaje hablando con la persona sobre lo que pueden hacer para que no se repita y pruébalo la próxima vez.
Conclusión:
Si no delegas, tú eres el techo del crecimiento de tú empresa/equipo.
Liderar es confiar y si delegas construirás un equipo fuerte, confiable y motivado. Cuando aprendes a delegar, no solo mejoras tu desempeño, sino que también ayudas a los demás a crecer.
Así que la próxima vez que tengas una lista interminable de tareas, hazte esta pregunta: “¿Esto realmente lo tengo que hacer yo?” Si la respuesta es no, ¡confía y delega!
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