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Foto del escritorGustavo Picolla

¿La cáscara o la pulpa?



Un padre ingresa a la cocina donde sus dos hijos están discutiendo por la única naranja que queda.


-         ¿Qué sucede? Pregunta el padre

-         Uno de los niños responde: la naranja es mía, yo la vi primero.

-         No, es mía, dice el otro niño. La necesito para el colegio


¿Le suena familiar este tipo de conflictos?

La realidad es que los conflictos son parte de la vida. Somos seres sociales y cuando nos relacionamos los conflictos, las desavenencias están a la orden del día.

El dilema es, cómo resolvemos esos conflictos.

La efectividad en la resolución dependerá del paradigma desde el cual vemos el mundo.

Si vemos el mundo desde la escasez, hay diferentes maneras de abordar el conflicto.

  • Si lo abordamos desde el ganar/perder, intentamos ganar el mayor pedazo de la torta. Si yo gano tu pierdes, si tu ganas, yo pierdo.

  • Si lo abordamos desde el perder/ganar, cedemos ante las necesidades de otros y no satisfacemos las nuestras.

  • Si lo abordamos desde el perder/perder ambos intentamos que pierda el otro, entonces perdemos ambos.

  • Si lo abordamos desde el ganar, no importa cómo, solo nos importa ganar. 


Ninguna de estas maneras de resolver el conflicto es efectiva.  La relación se resiente, solo pensamos en nuestro beneficio, no existe el otro.

¿Qué es lo que hace normalmente el padre para resolver el dilema de la naranja?

Toma la naranja, la divide al medio y le da la mitad a cada uno de sus hijos.  En principio, parece la solución más equitativa. Pero no lo es.

Hay una forma de resolver el conflicto en forma efectiva. Eso sí, debemos dejar de ver el mundo desde la escasez para verlo desde la abundancia.

Cuando vemos desde la abundancia consideramos que en el mundo hay para todos. Por eso lo abordamos desde el ganar/ganar, desde el beneficio mutuo. Solo de esta manera mantendremos relaciones efectivas, porque consideramos al otro, sus necesidades, sus intereses así como el otro considera las nuestras. No existe relación efectiva sin reciprocidad.

Analicemos como puede proceder el padre desde el paradigma ganar/ganar


-         ¿Qué sucede? Pregunta el padre

-         Uno de los niños responde: la naranja es mía, yo la vi primero.

-         No, es mía, dice el otro niño. La necesito para el colegio


Ok, veamos si podemos encontrar la solución, dice el padre, y le pregunta a uno de sus niños


-         ¿para qué necesitas la naranja?

-         Yo la vi primero papá. Le dice el niño

-         Ok, la viste primero, pero te pregunto ¿para qué necesitas la naranja?

-         La necesito porque debo tomar el jugo. Así me lo dijo el médico


Dirigiéndose al otro niño, le pregunta


-         Y tú, ¿para qué necesitas la naranja?

-         La necesito porque debo hacer un trabajo para el colegio con la cáscara.


Pues bien, el padre tomó la naranja, la peló, le dio la cáscara a uno de sus hijos y la pulpa al otro.

Ahora, ¿qué opina de la resolución del conflicto partiendo la naranja al medio? Es un claro ejemplo del perder/perder. Ninguno de los niños obtuvo lo que necesitaba.

Solo cuando vemos el conflicto desde el beneficio mutuo podemos soltar la pelea por tener la razón para enfocarnos en las necesidades del otro y solo de esta manera lograremos resolverlo.

Si la otra parte ve el mundo desde la escasez, ¿hay solución?

Si, la solución es que no hay trato.

 

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