¿Quién no tuvo alguna vez un jefe que se mostraba invulnerable?
Yo tuve uno de ellos hace mucho tiempo. Gestionaba desde el mando y control y era uno de esos jefes que no sabes cómo interpretarlos por su dualidad en la gestión. Por un lado, aparecía el déspota y por el otro el humano. Siempre recuerdo dos frases que me decía:
“Gustavo, el día que los empleados lo insulten, ese día será un gran jefe”
“nunca diga que no sabe algo ante sus superiores”
Aterradoras, ¿verdad?
Pero, poniendo en acción el comprender al otro, que no implica aceptarlo, pude entender que su modelo mental para gestionar venía de jefes anteriores que había tenido, a los cuales reconocía, y de su sentimiento de inseguridad.
¿Por qué empiezo esta nota con esta historia?
Porque justamente hubo épocas donde los jefes no debían, ni podían, mostrarse vulnerables. ¿Hubo épocas? En realidad, sigue habiendo resabios de esas épocas, muchas personas a cargo que desde su arrogancia se muestran invulnerables.
Eso me lleva a pensar en las formas de autoengaño que tenemos los seres humanos para racionalizar ciertas cosas injustificables y convencernos que son justificables.
Así, ciertos líderes se autoengañan creyendo que son invulnerables, cuando la realidad nos muestra que la vulnerabilidad es inherente a todos los seres humanos.
El poeta David Whyte dice: "La vulnerabilidad no es una debilidad, una indisposición pasajera o algo de lo que podamos arreglarnos, la vulnerabilidad no es una elección, la vulnerabilidad es la corriente subyacente, siempre presente y permanente de nuestro estado natural".
¿Entonces? Los únicos invulnerables son los super héroes de los comics.
Si eres invulnerable, eres un comic.
En general, asociamos la vulnerabilidad a “debilidad, impotencia, pasividad, flaqueza” cuando podríamos enfocarnos en sinónimos positivos como “apertura, receptividad y sensibilidad”. Aunque pensando bien, estos tres últimos sinónimos son, para ciertos líderes actuales, signos de debilidad y hay que mantenerlos ocultos.
La autora Brené Brown, en su libro “Audazmente: cómo el coraje de ser vulnerable transforma la forma en que vivimos, amamos, criamos y lideramos” , da sustento a esta creencia al sostener que en el núcleo de la vulnerabilidad subyacen emociones difíciles como el miedo, el dolor y la decepción. Por eso, ser vulnerable es incómodo y, a veces, peligroso. En el inconsciente de los jefes existe la creencia de que si te muestras vulnerable pueden aprovecharse de la situación.
Pero Brown a la vez sostiene que en ese núcleo es donde nace el coraje.
“Vivir y sentir es ser vulnerable. Demostrarlo, requiere coraje”
Los líderes que tienen el coraje de mostrarse vulnerables tienen un alto grado de autoconsciencia, equilibran su ego, conocen las fortalezas que aportan al contexto así como también cuando y como deben modular su comportamiento. Reconocen sus errores y se permiten aprender de otros integrantes de la organización independientemente de la jerarquía que ocupen, de la edad o de los orígenes profesionales o culturales que provengan.
“Los líderes con humildad tienen la confianza suficiente para ser vulnerables”
Marilyn Gist
Te propongo que dejes de autoengañarte, sueltes el CEO, Gerente o Jefe egoísta que eres y se honesto acerca de tus vulnerabilidades. Porque los beneficios de mostrarte vulnerable son increíbles. Construirás mayores y mejores vínculos, aumentarás tu conexión emocional, inspirarás a tu equipo, fomentarás la creatividad y la innovación, aumentarás la confianza, transformaras tu lugar de trabajo. ¡Te verán como un ser humano!!!
"Lo más difícil de ser un líder es mostrar vulnerabilidad ... Cuando el líder demuestra vulnerabilidad y sensibilidad une a las personas, el equipo gana".
Howard Shultz, director ejecutivo de Starbucks
Seas bienvenido al mundo de los vulnerables!!
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