“El trabajo es amor hecho visible” dice Gibran Khalili Gibran
Al leer esta frase recordé una historia que Fred Kofman contó en una de sus conferencias. La historia trataba sobre una compañía que se llama Cochlear. Ellos producen aparatos muy sofisticados para ayudar a la gente sorda o que tiene problemas de sordera o escucha. Es un producto sumamente delicado de altísima electrónica y muy refinado. En la fábrica ellos trabajaban con un nivel de 90% de aceptación del producto final, es decir, luego del defecto del 10% que para los niveles de hightech es muy alto. Si bien trataban con las mejores tecnologías de ingeniería, no lo podían bajar. Mientras esto sucedía, a alguien se le ocurrió, como una de las actividades, traer a clientes a ver la fábrica para que los ingenieros y los operadores de la planta interactuaran con los clientes. Lo que pasó fue increíble, porque fue terriblemente movilizador para los empleados que trabajaban en la línea de montaje, en ingeniería, en mantenimiento, hablar con la gente que usaba su producto porque les agradecían casi como con un fervor religioso, ya que les habían devuelto la audición, que gracias a ellos podían escuchar, que les había cambiado la vida y fue extremadamente emotiva toda la actividad y quedó como un hito en la historia de esa planta. Pero lo más notable de esto es que a los 3 meses, el nivel de defecto había bajado al 1%, el 99% del producto salía sin defectos y no fue algo de ingeniería. Obviamente que hicieron cambios en la línea de montaje, pero lo que disparó esos cambios no fue un esfuerzo técnico, sino fue el impacto emocional de sentir la importancia que tenía el trabajo que estaban haciendo en la fábrica, en la vida de la gente que dependía de este producto.
La pregunta que me surge es, ¿por qué trabajamos?
Es evidente que la razón más importante para trabajar es la necesidad económica. La mayoría de las personas trabajan para obtener ingresos que les permitan satisfacer sus necesidades básicas. Ya sea en relación de dependencia, trabajos independientes o negocios propios, el trabajo nos proporciona el dinero necesario para vivir y, en muchos casos, para mantener a nuestras familias. Sin cubrir las necesidades básicas es imposible que existan otras razones.
Más allá de la necesidad económica, muchas personas encuentran en el trabajo un sentido de propósito y logro, permitiendo a las personas utilizar sus habilidades y talentos. Cuando hacemos algo que nos apasiona o en lo que somos buenos, el trabajo puede convertirse en una extensión de nuestra identidad y una manera de contribuir positivamente a la sociedad. La naturaleza del trabajo también puede ser la fuente de generación de significado, como le sucedió a los empleados de Cochlear al ver como mejoraban la vida de las personas que usaban los productos que ellos fabricaban.
Uno de los libros más impactantes que he leído es El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. Frankl, un psiquiatra austriaco que era judío, sobrevivió a los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Su esposa embarazada no; tampoco sus padres ni su hermano. La vida, concluyó Frankl, no es una búsqueda de placer ni de poder. Es más bien una búsqueda de significado, que en última instancia es el camino hacia la plenitud y la felicidad.
La búsqueda de sentido a través del trabajo no es solo un concepto abstracto. De hecho, una encuesta de la conocida consultora Gallup confirma que encontrar el propósito en el trabajo es muy importante para los millennials.
El autor David Brooks sostiene que la vida a menudo tiene la forma de dos montañas. Al principio de su vida profesional, las personas persiguen el éxito profesional y financiero, así como la felicidad personal, sólo para sentirse insatisfechas una vez que alcanzan la cima. Más adelante en la vida, se embarcan en un segundo ascenso, uno enfocado en encontrar significado y propósito a través del compromiso con la familia, la vocación, la filosofía o la fe y la comunidad.
No sé si a Ud. le hace sentido lo que sostiene Brooks, yo siento que mi vida laboral tuvo que ver mucho con lo que sostiene. En mi juventud lo que mas me importaba era el éxito financiero y eso lo lograría en la medida en que tuviera éxito profesional. Cuando llegué a la cima ya tenía un propósito y desde ahí me embarqué en este nuevo ascenso. Por supuesto me interesa lo financiero y lo que tengo claro es que hoy es una consecuencia de perseguir mi propósito. No tomo trabajos que no me acerquen a lograrlo.
Vinimos a está vida para ser felices y la felicidad para mí es la serenidad de estar viviendo la vida que queremos vivir. Y esa vida debe estar signada por un propósito
Y Ud., ¿por qué trabaja?
Comments