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Foto del escritorGustavo Picolla

¿Qué debemos sembrar para cosechar compromiso?



Hace un tiempo trabaje con un ejecutivo al que lo desvelaba no poder lograr que su equipo de trabajo se pusiera la camiseta de la compañía, un dicho que refleja el grado de compromiso de las personas,


 el que se pone la camiseta da todo por la empresa

Tuvimos una conversación donde me decía que hacía todo para que eso sucediera.

¿Puedes contarme qué haces?, le pregunté.

Si claro, me respondió. Cada semana preparo un discurso enérgico para darles motivación y energía, tenemos un sistema de bonos, les damos el almuerzo, pagamos un gimnasio para el que quiere, yoga, damos capacitaciones, es decir, un montón de beneficios para que se sientan bien y se comprometan.

Le pregunté: Y a nivel objetivos, tareas, ideas nuevas, toma de decisiones, etc., ¿cómo procedes?

Me respondió: Los objetivos los determino juntamente con un comité ejecutivo, luego los bajamos al equipo para que los cumplan. Con respecto a nuevas ideas, siempre abrimos espacios para compartirlas, pero la realidad es que por lo general llevamos a cabo mis ideas. La toma de decisiones es una tarea absolutamente mía y no doy mucha participación, escucho, pero como te dije termino haciendo lo que me parece a mí.

Ok, le dije. Déjame decirte lo que he entendido: entiendo que consideras que la lógica consecuencia de dar a tus empleados la cantidad de beneficios que les das es que se pongan la camiseta de la empresa. ¿Entiendo bien?

Si me dijo. Pero no entiendo porque pasa lo contrario.

 

¿le suena familiar esta situación?

 

El pensamiento del ejecutivo es: como les damos un montón de beneficios, la cosecha debe ser que se pongan la camiseta de la empresa. Sin embargo, el resultado es todo lo contrario. Si el ejecutivo fuese un agricultor pensaría que como siembra una semilla hoy, debería cosecharla en un par de días. La ley natural de la siembra y la cosecha, le daría una bofetada.

 

El principal problema del ejecutivo radica en que ve a los empleados como recursos y no como personas. Entonces, utiliza acciones manipuladoras vulnerando un principio básico: 

 

las personas somos criaturas de la emoción.

 

Este principio nos indica que los beneficios materiales solo pueden producir bienestar, pero no hacen al compromiso de las personas.

Aplicando la misma analogía de la ley natural, podemos decir que el compromiso de las personas es la cosecha de algo que se siembra. Ahora, ¿qué debemos sembrar?

En mi opinión el compromiso surge cuando las personas sienten entusiasmo, por lo que la pregunta deberías ser ¿qué tenemos que sembrar para cosechar entusiasmo?

Lo mismo me preguntaba yo, así que decidí llevar a cabo una encuesta en aquellos cursos que ameritaba hacerla y les preguntaba a los asistentes: ¿qué condiciones debería tener un trabajo para que se entusiasmen? Ellos deberían elegir tres condiciones entre una serie de alternativas que les daba.

De asistentes de varios países de Latinoamérica recibí, hasta el momento,1061 respuestas, de las cuales:

 


  • 17% decían que le tiene que gustar lo que hace

  • 13,1% recalcaban que debe haber un buen ambiente de trabajo

  • 10,3% eran que debía sentir pertenencia

  • 9,4% decían sentirse valorado, importante

  • 8,8% eran compartir el propósito de la empresa

  • 8,7% recalcaban sentirse respetado

  • 8,1% decían retribución adecuada


 

Si bien son pocas respuestas, la tendencia nos marca un camino. Si quiere que las personas se pongan la camiseta de su empresa, la fórmula es simple.


Póngalas en lugares donde disfruten lo que hacen, desarrolle un buen clima de trabajo, involúcrelas en las decisiones, respételas, reconózcalas y págueles justamente. Este es el secreto.

Hay una clave más, su interés por las personas debe ser genuino, porque si lo hace para manipularlas, para que rindan mejor, se darán cuenta y lo que haga para comprometerlas se volverá un búmeran con consecuencias mucho mas difíciles de resolver. 


No hay nada peor que empleados desilusionados por promesas no cumplidas o comportamientos falsos.

Como las leyes naturales, somos dueños de nuestras acciones pero las consecuencias se rigen por principios.

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