Había una vez una empresa donde el ambiente era tenso y todos seguían órdenes sin cuestionarlas, temerosos de las represalias de su jefe, Don Ricardo. Los empleados evitaban proponer ideas nuevas, y cuando surgían problemas, preferían callar antes que equivocarse frente a él. La creatividad y la motivación eran tan escasas como el diálogo abierto en las reuniones.
Entonces, al borde de una gran crisis que amenazaba la estabilidad de la empresa, llegó una nueva directora llamada Sofía. Su llegada despertó curiosidad y escepticismo en el equipo; muchos se preguntaban si sería otro jefe que controlaría todo sin escuchar a nadie. Sin embargo, Sofía tenía un enfoque diferente. En su primer día convocó a todo el equipo y, en lugar de dar órdenes, dijo: “Sé que ustedes tienen conocimientos y habilidades que yo no tengo. Quiero aprender de cada uno de ustedes y encontrar soluciones juntos.” Los empleados se miraron, incrédulos; nunca un jefe había mostrado interés genuino en sus ideas. Pero Sofía continuó: “También me equivocaré y, cuando eso pase, espero que me ayuden a ver mis errores.”
Con el tiempo, Sofía construyó un ambiente de confianza. Escuchaba a cada persona, desde el asistente hasta el jefe de departamento, con la misma atención. Valoraba sus opiniones y los hacía sentir dignos y respetados. En lugar de imponer sus decisiones, guiaba al equipo hacia soluciones colectivas, fortaleciendo la seguridad y creatividad de cada uno. Cuando alguien cometía un error, Sofía lo abordaba como una oportunidad de aprendizaje, lo que aliviaba los temores y motivaba a probar cosas nuevas.
Bajo su liderazgo humilde, la empresa no solo superó la crisis, sino que floreció. Los empleados se sentían valorados y comprometidos, y las ideas fluyeron con libertad. Sofía demostró que el verdadero liderazgo no está en el poder, sino en la humildad, la colaboración y el respeto mutuo.
Cuando me preguntan ¿cuál es la cualidad y la habilidad que son indispensables en un líder? Respondo: la cualidad indispensable es la humildad y la habilidad indispensable es escuchar. Ahora, sin la primera es imposible que exista la segunda.
La repregunta habitual es: ¿por qué?
Por dos cosas. En primer lugar, porque el liderazgo se trata de conectar y relacionarse con otros y para conectarse genuinamente con sus equipos, desarrollar confianza y fomentar un ambiente de aprendizaje y colaboración la base es la humildad.
En segundo lugar, porque el arrogante, sabelotodo, narcisista solo se ve a si mismo, no escucha solo habla y desde esa actitud no hay conexión posible. Pregúntate, ¿cuánto duras en una relación con un arrogante?
La humildad del líder se ve reflejada en el respeto hacia los demás, en su apertura, en reconocer el valor de cada miembro del equipo, considerándolos. Además, es un líder que esta dispuesto a escuchar activamente las perspectivas de los demás y aceptar que no siempre tiene todas las respuestas.
Un líder que reflexiona sobre su comportamiento y el impacto de sus decisiones en el equipo, buscando constantemente formas de mejorar.
Estos comportamientos del líder fomentan una cultura de aprendizaje continuo, donde cada miembro del equipo se siente libre de expresar sus ideas y participa activamente en la toma de decisiones, fortaleciendo no solo las relaciones, sino que también aumenta la confianza y el compromiso de los empleados.
La principal traba de considerar la humildad en el liderazgo es la percepción de esta como debilidad, especialmente en culturas organizacionales competitivas o jerárquicas. Un líder que se muestra humilde puede ser percibido como menos capaz de tomar decisiones firmes o de liderar en situaciones de alta presión. Sin embargo, la vulnerabilidad es central para ser humilde ya que el líder debe mostrarse dispuesto a admitir errores y pedir ayuda cuando sea necesario. La vulnerabilidad no debilita el liderazgo, por el contrario lo fortalece. O acaso la vida no es vulnerabilidad. Siempre recuerde, los únicos invulnerables los encontramos en los comics.
Un ejemplo de un líder humilde es Satya Nadella, CEO de Microsoft, quien ha transformado la empresa promoviendo una cultura de apertura y colaboración. Bajo su liderazgo, Microsoft pasó de ser una organización competitiva y jerárquica a una empresa más inclusiva y orientada a la colaboración. Este cambio cultural ha permitido a Microsoft innovar más rápido y mejorar su imagen corporativa a nivel global.
En fin, si quiere conectarse genuinamente con sus equipos, desarrollar confianza, fomentar un ambiente de aprendizaje y colaboración y lograr el compromiso de sus colaboradores, pruebe con la humildad. Le garantizo que es poderosísima.
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